una paginita

Jornada difícil la de hoy, por ser completamente con viento en contra. No pude salir antes de las 7hs, como para evitarlo un poco, porque la carpa estaba armada en un galpón y no se veía nada.

Desayuné bastante bien y salí. A los 40Km frené en Lincoln, tomé un café con medialunas y descansé un rato.

A partir de allí, el viento en contra fue persistente y me agotó al punto de que llegué a descansar cada 5Km durante el último tramo (cada tramo tenía una longitud de “Un Pinzon”, aproximadamente 17Km, y esta unidad de medida se define como la distancia que recorría sin descansar durante las dos semanas previas al viaje, entre mi casa y Pinzon).

Al llegar a Gral. Pinto, pretendía sólo almorzar y descansar antes de seguir por otros 40Km. Pero me hablaron tan bien del Camping Municipal con su pileta que, pensé, no estaría mal darme el gusto luego de haber dormido una noche entre la mugre. Además, el camping tenía buffet, por lo que podría incluso cenar bien.

Armé la carpa a 5m del quincho donde, minutos más tarde, se reunió la murga municipal. Cuando volví de la pileta, tan arrugado como una pasa de uva, me encontré con más de veinte chicos y sus tambores, trompetas, matracas y sonajeros; más tarde descubriría haberme equivocado al pensar en todas las desventajas que implicaba tener la murga junto a la carpa: terminé tomando mates con ellos y escuchándolos entrenar para el carnaval, me pareció muy bueno lo que hacían. Además, antes de que comience a oscurecer ya se habían ido y, con ellos, mi preocupación por no poder dormir.

Durante la noche, luego de la cena, que fue servida bastante tarde, la misma persona que me recomendó armar la carpa donde la armé, me dió otra recomendación: “cambiala de sitio porque ahí te van a afanar todo”. Mi cabeza se quedó en “Recalculando, recalculando, recalculando…” durante unos momentos, mientras pensaba en cómo responder sin violencia.

A las 23hs, en plena oscuridad porque no había faroles en esa parte del camping, tuve que mover la carpa, la bici y todas las cosas que había alrededor, unos 100m, dejándola junto a los vestuarios, donde el sereno estaba de vigilancia.

Esta noche dormí mal, en parte preocupado por saber que podrían robarme algo, y en parte por el ruido de gente que iba y venía: chicos medio en pedo y a los gritos en algún lugar del camping.