Día 4, Realicó

Inicio General Villegas, 6:30hs
Fin Realicó, 18:00hs
Distancia 134Km
Alojamiento Parque de estación de servicio, la bici quedó guardada en galpón. Bueno.

Fue un día muy difícil. El peor de los que me tocó hasta ahora: viento en contra todo el tiempo, bastante intenso, empeorado por el tránsito en contra, que generaba ráfagas; algunas pendientes en subida en la ruta y calor, mucho calor. El sol estuvo muy fuerte toda la jornada. Me dijeron que la temperatura llegó a los 38C.

Fueron casi 12hs en la ruta, inventando estrategias para que los mojones pasen más rápido, porque parecía que nunca avanzaba. Iba a sólo 15-17Km/h. Incluso llegué a contar elefantes balanceándose en telas de araña. Entraban alrededor de 15 por kilómetro, llegando a ser 250 los paquidermos contados en los 14,5Km que pretendí recorrer como último tramo, mientras intentaba no pensar en el hambre, sed, dolor y mareo que sentía.

Al llegar decidí no repetir algo así. Me afectó bastante mal el calor, dejándome con mucho dolor de cabeza y desgano. Tenía que esforzarme en mantenerme derecho, mientras pedaleaba, para que no se me fuera la bici por el cansancio. Llegó un momento donde la meta era pedalear hasta la siguiente sombra, nada más.

Durante el día tomé más de 4l de agua. Tenía sed en todo momento, de tanto transpirar. Hubiera bebido más si no fuera porque la iba racionando: en la zona, el agua es salada y a la potable que reparten en los puestos municipales le sentía un gusto horrible.

En Larroudé me crucé con “el australiano loco que odia a los chinos y a Bill Gates”. Iba en dirección contraria, pero me alegró cruzarme con un biciviajero. Algo excéntrico, no llevaba carpa, dormía en cualquier parte, iba en una bici plegable, viajaba con muchísimo equipaje, parecía un ciruja y hablaba como un loco.

El australiano loco fue una experiencia interesante porque, a partir del encuentro, fui reconstruyendo su historia. En cada pueblo, cuando hablaba con alguien, al verme en bici, me comentaba del australiano que había pasado por allí unos días antes, cada uno agregaba más detalles. ¡Hasta me mostraron un video de él hablando en contra del mundo!

En Realicó, que estaba 20Km más lejos de lo esperado, paré en una estación de servicio donde me dejaron guardar la bici en un galpón durante la noche. Me cociné por primera vez, una sopa riquísima y ya me estaba yendo a dormir cuando conocí a Ángel, un viajero de Trenque Lauquen que viajaba a dedo hacia San Luis, y me quedé charlando con él.

Por lo que me contaba, su forma de viajar es medio “de supervivencia”. Iba a cualquier parte que le gustara en el camino, aunque fuera un monte de árboles en medio del campo, y sobrevivía ahí todo el tiempo que tuviera ganas, de lo que pudiera cazar, pescar, recolectar, y de lo que llevara encima. Me pareció interesante la idea, quisiera hacer algo así en el futuro…

mmazzei -