Inicio | Ñorquinco, 9:00hs |
Fin | Aluminé, 14:30hs |
Distancia | 61Km |
Alojamiento | Camping frente al río, cruzando la ruta, a 200m del municipal. Muy bueno, tiene proveeduría, buenas duchas y un lindo espacio. |
Desde la entrada al Parque Nacional Lanín en adelante, el ripio es bastante bueno. Casi que no tiene piedras, y las sierritas son bajas y no ocupan todo el ancho del camino (se las puede esquivar).
Las lomadas son suaves, y con viento mayormente a favor, no tenía que pedalear en las subidas. Además, como me estoy alejando de la cordillera, hay más bajadas que subidas.
El camino corre todo a lo largo del río Pulmari primero y del Aluminé después. Siempre muy pintoresco, con posibilidad de descender a la sombra, en la orilla del río, casi en todo el recorrido.
Más o menos a mitad de camino, tras un cartel que decía “Ingreso Público al Pulmari”, puede divisarse una gruta esculpida en la piedra, con una virgen. Las enormes rocas del lugar supuestamente esconden pinturas rupestres.
Pregunté a un guía turístico que justo pasaba con su comitiva y me dijo que estaban arriba de las piedras. Las escalé y, poco a poco, explorando cada recoveco, llegué a la cima.
Tal como pasó en Yavi (Jujuy), todas las pinturas que encontré eran contemporáneas: el nombre de alguien que estuvo ahí, su lugar de origen, quién le gustaba… Di muchas vueltas alrededor de la roca, subí y bajé, esperando encontrar alguna cueva escondida que hubiera servido de refugio al pintor de hace mil años. No encontré nada, pero fue muy entretenida la experiencia de explorar en busca de rastros de hombres primitivos. Desde la cima de la roca tenía una vista de todo el valle que bien compensaba la falta de pinturas rupestres.
Cuando pregunté al segundo guía, me comentó que ya no quedaba casi nada porque habían sido vandalizadas. Y que sólo se trataba de unas patas de ñandú (¿será que no las ví porque buscaba algo más elaborado?)
El resto del viaje a Aluminé fue una alternancia entre pedaleada y descansos en algún recodo del río, tranquilo y disfrutable.
La llegada a la ciudad fue extraña. Me esperaba algo más grande, a juzgar por el tamaño del punto en el mapa, pero no estaba asfaltada y ni siquiera había bicicletería.
Tras todo el ripio del Circuito Pehuenia, no sé si las llantas y cubiertas (ya lisas) aguantarán los 100Km de mañana.
Notas al margen
- Tengo un nuevo desayuno: leche en polvo con ñaco. Es el ideal: ambos ingredientes completamente secos, se le echa un poco de agua y listo.