Inicio | 15Km antes de El Bolsón, 9:00hs |
Fin | El Bolsón, 10:00hs |
Distancia | 26,8Km |
Alojamiento | Hostel “El Bolsón”. Mucha gente, pero cómodo, limpio y con patio y sala de estar. |
Arranqué tarde hoy, por el frío que hacía. Cada vez más pienso que necesito algún abrigo adicional.
Una frazada de polar como la que llevé al norte sería lo ideal. Esto de pasar frío a la noche no sólo quita horas de sueño, sino que ganas de levantarse.
Con más velocidad de la que pensé, dejé todo listo para salir y terminé el desayuno. Sólo quedaba buscar alguna distribución más cómoda para las dos cajas a las que ya he convertido en parte importante de mi equipaje. Encontré una mejor que la de ayer, pero no del todo satisfactoria aún. Debo seguir experimentando.
El viaje de hoy fue excepcionalmente bueno. Llegué con todas las energías y buen ánimo a El Bolsón, con fuerzas para recorrer mucho más. Todo en bajada y con viento a favor.
De la hora en movimiento, habré estado no menos de 30 minutos sin necesidad de pedalear. Esto era el biciparaíso. Eso sí, de tanto en tanto pensaba “¡Esto lo pagaré mañana!”; aunque, con la alegría del momento, rápidamente removía ese pensamiento nefasto de mi cabeza, disfrutando el presente.
El paisaje fue similar al de ayer, con el añadido de un par de puentes bastante altos y más montañas rodeando la ruta, con picos que se veían tan filosos desde lejos que, parecía, podrían lastimar los pies del escalador que se atreviera.
La ciudad empieza como 10Km antes de la zona más urbanizada, en forma de cabañas, campings y todo tipo de alojamiento dispersos a lo largo del camino. Incluso llegó un punto en que me pregunté si eso no sería todo lo que encontraría allí.
Afortunadamente, luego de unos minutos, apareció. Dormida, porque aún era domingo por la mañana, pero allí al fin.
Luego de encontrar hostel, ducharme, hacer las compras, desayunar, almorzar, internetear y todas esas cosas que uno hace cuando se civiliza un poco, salí a recorrer un rato la ciudad.
Arranqué por la feria de artesanos, que me sorprendió con lo barato de algunas cosas (mates, caras en madera) y lo caro de otras (torta galesa $50 tamaño de una madalena, gorros de lana a $300), y despertaba mi apetito con una oferta tan variada como exótica. Me gustó mucho pasear por allí.
Luego me encaminé hacia el mirador del Cerro Amigo, al que subí acompañado por dos guitarristas, que me llevaron a un lugar más alejado y tranquilo y se pusieron a tocar, improvisando un par de melodías que hicieron realmente mágico el momento. Cuando piense en El Bolsón, vendrán a mi mente las imágenes que la ciudad ofrece a través del mirador y esas melodías.
Finalmente opté por quedarme otra noche en El Bolsón y aproveché el día para ir a pasear al Lago Puelo.
Los senderos que recorrí me atraparon con sus bosques. ¡No daban ganas de salir de allí!
Me gustó más recorrer los bosques que sentarme al lago. ¿Será por tanto lago que ví últimamente?
Luego de disfrutar la tarde allí, aproveché para actualizar la paginita. También conocí a unas chicas del hostel con quienes salimos a tomar algo (yo ya había comprado carne para cenar, así que miré comer y cené al volver).
Terminé el día socializando en el hostel y luego a dormir en la habitación que es “con bolsa de dormir” (No sabía que existía algo así: las camas no tienen sábanas ni frazadas, hay que usar la bolsa de dormir propia.)
Notas al margen
- Mirador de Cerro Amigo con guitarras a dúo. Mágico El Bolsón.
- No pude sacar fotos en Lago Puelo porque no funcionaba la cámara. La arreglé al volver.